El veneno de la impostora
Después de cada recital, me muerde la misma serpiente. No sé si es porque me implico mucho emocionalmente, por la trasfusión energética o porque mis expectativas son irreales, pero cuando bajo del escenario me invade una tristeza que tarda por lo menos un día en disolverse.
Hay una brecha abismal entre la percepción interna (la propia) y la percepción externa (la del público). Y lo peor es que nunca podré estar al otro lado. No sé a ciencia cierta cómo es mi obra. Sé cómo la siento. Sé cuál es mi intención y el viaje que a mí me supone. Pero nunca sabré cómo es encontrarse con esas puertas, con esos paisajes. Si sucede un efecto sorpresa, si se entienden los textos o si suenan como pájaros, si los silencios son incómodos o respiraciones, si mi cuerpo está en sintonía o es pretencioso (un cuerpo pretencioso, me gusta esa imagen).
Realmente pienso que mi propuesta es buena, por lo que me dicen resulta hipnótica, pero en el momento justo después de recitar, me siento la mayor farsante de todas. Y me siento estúpida por haberme creído eso, que soy buena. Me siento estúpida por haceros pensar eso, que soy buena.
Y mientras lo dejo por escrito, al instante me arrepiento, porque sé que lo que digo lo hago bajo los efectos del veneno de la impostora. Y no quiero ser lastimera, no lo toméis como un reclamo. Pero me apetecía dejar constancia de esto: de la disociación que produce exhibirse en público, de los límites de la percepción humana. Construyo algo que nunca llegaré a conocer. Como en el amor. No puedes probar el amor ajeno más que desde la confianza. Y qué miedo me da equivocarme en la confianza.
A pesar de todo, a pesar del miedo, sigo avanzando. Ahora es cuando tomo distancia con el dolor. Es una parte más del abanico emocional, de la experiencia de estar viva. Y está bien y no pasa nada. Tomo el malestar como una motivación para seguir investigando en mi trabajo, buscando afinar la composición camino de que sea perfecta. Y sé que nunca lo será o nunca me lo va a aparecer. Pero la cosa es no estancarse.
Marzo y abril están cargados de recitales. Os vuelvo a dejar por aquí las próximas fechas:
15/3 a las 12h en el CCCC, VALENCIA, ciclo ‘Músicas habladas’ dentro de la expo de Llorenç Barber.
23/3 a las 10.30h en la Casa del Llibre de Passeig de Gràcia, BARCELONA, dentro del Festival Mutis.
24/3 presentación del libro en BARCELONA. Hora y ubicación por determinar.
13/4, a las 13h en el Veles e Vents, VALENCIA.
17/4 en el ciclo Nombrarse Volcán, LA PALMA.
20/4, a las 18h en el Museo del Thyssen, MADRID.
28/4, a las 13h en las Ruinas de San Pedro, VIANA, NAVARRA, dentro de la gala del concurso PalabraSound Camino.
Y por aquí el link de venta de En un lugar limítrofe, por si aún no lo tenéis en vuestras estanterías. Nos vamos viendo, que esto no para.