Será la luna llena en virgo, la entrada de piscis, el refuerzo intermitente de la primavera o la propia experiencia humana y sensible, pero yo estoy muy cansada, chicas.
Estoy triste y enfadada también, por cosas, pero ese no es el punto de la carta. En estos días de mental valley mi salvación está siendo el arte y me siento tan, tan agradecida de vivir la cultura desde dentro. Que cada hora que pasa sea parte del universo poético. Y no por ello dejan de doler las penas, pero patir bailando me parece más divertido.
Siento el nexo de la comunidad, siento el micelio que une y nutre el imaginario colectivo, siento el pulso de las palabras que se pueden convertir (casi) en cualquier cosa, siento el alarido al ver otro cuerpo bailar. Y pensé el otro día, en un acto autocompasivo: ‘‘suerte que esto me pille en primavera’’. Como si tuviese el sol y el verde a mi favor para hacerlo más liviano. Hoy pensaba ‘‘salir en salvia’’, como empujada, arrastrada, (en barca?) o barnizada, aún no lo tengo claro -pero tocada por- la sangre de la tierra, hacia un renacimiento, hacia una re-composición.
Concretamente, doy las gracias esta semana a Berca García Faet por El arte de encender las palabras (Barlin Libros, 2023), que me tiene con el cerebro haciendo chiribitas; al Espai La Granja por ser un oasis para les dancers en València; a Kiko López por la energía tan hermosa que nos regaló en su workshop; a Viva Belgrado por su último álbum Cancionero de los Cielos, que me tiene con el reverso de la piel pa’ fuera; a Vociferio por montar esta jarana de poetas, que no sabemos si queremos salvar el mundo de las llamas o verlo arder o ser el fuego o ser la flor que crece donde antes hubo un incendio; a las personas bonitas que me sostienen; a Bewis de la Rosa por Amor más que nunca, que ya cuando la escuchaba en streaming me removía todas las carnes y ahora que la he visto en directo -ai, amiga, ahora que te he visto- me reafirmo en que la vida debe ser una fiesta y no otra cosa.
El otro día escribí: ‘‘Hay que tener una libretita a mano / por si pasan estas cosas / de que algo se te rompe dentro / y no tienes con qué manchar las sábanas’’. De eso se trata, ¿no? De mancharnos en una fiesta Holi de las emociones, con todos los colores al aire, sacudidos por papeles, por voces, por cuerpas. Mancharnos las caras, estar un poco sudaas y un poco feas y al final del día estar cansadas. Porque sentimos y nos dejamos sentir. Y a veces estamos exhaustas, como otras veces estamos pletóricas y otras veces ni fu ni fa. Estoy triste -por cosas- pero estoy contenta -por todo-. Porque la vida florece y se renueuva y estamos vivas y sentimos y nos dolemos y menos mal que todo esto me pilla en primavera.
Amigas, cómo no voy a estar contenta con la cantidad de cosas bonitas que pasan. Esta semana ha llegado por fin la SEGUNDA EDICIÓN DE EN UN LUGAR LIMÍTROFE. Mi primera segunda edición!!! Podéis comprarlo online en la web de La Imprenta o encargarlo en vuestras librerías de confianza.
Sigo buscando al ciervo de La Hora Blanca. Parece que va dejando pistas por ahí. Si alguien encuentra un ciervo, así como haciéndose el chulo pero claramente pelao’ de frío, que me avise.
Y retomamos la Gira Limítrofe <3 Próximas fechas:
9 de marzo, recital escénico en el centro cultural Nuevo Montacargas, Madrid
23 de marzo, lectura en la Casa del Llibre de Passeig de Gràcia, Barcelona
- Festival MUTIS
24 de marzo, presentación del libro en Barcelona (espacio por determinar)
20 de abril, recital escénico en el Museo del Thyssen, Madrid
28 de abril, recital escénico en la gala de premios del PALABRASound-Camino, Viana, Navarra.
Y en mayo, València, se viene una cosa muy tocha…